Para vivir la Pascua, hay que RESUCITAR con Jesús, salir del sepulcro, dejar de ser levadura vieja y mudar, cambiar.
El Viernes Santo durante un breve retiro donde la meditación se basó en los misterios dolorosos, comprendí que es preciso pasar más tiempo en este "libro", como lo tomaron los santos, siendo una de sus meditaciones predilectas, al punto que ellos comprendieron el valor de sufrir por Cristo, añorando poder vivir más, para acompañarlo en el sufrimiento. Generalmente nosotros y la sociedad actual rechaza, repele y repudia la idea de sufrir. Los santos no.
Durante el sermón del Pregón Pascual, lo que se me grabó fue el punto de gloriarnos de la Cruz que representa el triunfo de Jesús sobre la muerte, sobre el mal, esto debería llevarme a gloriarme de la Misa, ya que es en cada Misa donde podemos asistir de manera incruenta nuevamente al Calvario y ser testigos de la prueba más grande de amor, de aquel que lo dejó todo por AMOR. San Bernardo indicó que la Cruz lleva 4 piedras preciosas. Arriba la del AMOR, a la derecha la de la OBEDIENCIA, a la izquierda la de la PACIENCIA y abajo la de la HUMILDAD.
Al aceptar la Cruz que Jesús escogió para mi, debo ver esas perlas que Jesús cargó en Su Cruz, para que pueda aceptarla con agrado y cumplir con la Voluntad de Dios. Fue el domingo de Pascua donde las claves conectaron y en este mensaje de que para vivir la PASCUA hay que despojarnos realmente de ese hombre viejo, comprendí que debo realmente renunciar más a tonterías que me ligan más al mundo que a Dios.
Pasar más tiempo en lecturas espirituales, en meditación, con los ojos fijos en el cielo como la dulce Madre María, quien luego de ver al Hijo partir al Cielo, no despegó sus ojos de Él, estando su corazón ya unido al del Hijo, razón por la cual Dios no la dejó morir como lo hará mi carne. Los ojos fijos en Dios, en el Cielo....cambiar, renunciar a mis caprichos y dedicar más tiempo a las cosas de Dios.
Si realmente quiero dejar este mundo en vida y trocar mi vida, por la salvación de un alma, es preciso que me prepare desde ya. No puedo dejar pasar otros 5 años con dudas, con temores... es tiempo de RESUCITAR y empezar a vivir la PASCUA de aquí en adelante.
Doy gracias a Dios por permitir que salga de mi desierto para buscar el Manjar del Cielo, por aquellos sacerdotes celosos y verdaderos esposos de Jesús, que se dedican a cuidar del rebaño que les fue confiado.
Gracias Padre, por la gente que ha hecho posible que esta Semana Santa del 2018 sea también memorable y con nuevas piezas del rompecabezas en el Camino hacia Dios.