El año pasado acepté la invitación de ser parte de la catequesis de confirmación de la Basílica Menor en La Paz, Bolivia.
Lo reconozco, nunca llevé cursos de catequista en esta ciudad, pero me alentó mi mamá, con quien casi a diario hablamos de nuestra Fe, la Iglesia, nuevos aprendizajes y más.
Mi maestro es Jesús mismo, que junto a su Madre (en el rezo del Rosario) y los santos, que a través de sus escritos me han dado a conocer mucho, he aprendido y sigo en el proceso. Yo nunca fui bien preparada de jóven, supongo que mis catequistas tenían siempre el mínimo de preparación y seguro se daban palmaditas diciendose que estaban haciéndolo bien. Pues no! de mi grupo de colegio con quienes hice la confirmación, creo que sólo a la fecha quedamos 2 bien comprometidos, quizás unos 10 más revolotean pero nunca se animan a tomar una decisión firme....y los restantes 121 fueron espantados (Dios no quiera que de por vida).
Es por esta razón, que cuando finalmente decidí que sólo Cristo es el camino y que no me haría mayor problema de doblar mis rodillas ante Él, empecé a leer, a buscar y aprender bajo su guía. Cuando volví a mi ciudad tenía ganas de compartir con los más jóvenes todas estas maravillas que Dios nos regala. También me motiva la preocupación que tengo por como ahora los jóvenes son más confundidos con un mundo cada vez más hambriento de condenar nuestras almas.
Al aceptar el reto de la catequesis esperaba que la "Responsable" fuera una persona preparada. Durante los siguientes 7 meses descubrí que la "Responsable" hace el esfuerzo mínimo. Nunca hay lecciones preparadas con anterioridad, no hay programa, se usa un libro que no es adecuado, no hay puntualidad y pues el caos impera.
Como fui preparada y di clases siempre de manera ordenada, con los contenidos preparados con calma y sin improvisar, supe que acá no podría ser diferente. Por tanto me dí la tarea personal de preparar cada una de mis charlas cuidadosamente. ESTÁN EN JUEGO LAS ALMAS DE ESOS JÓVENES. Y aún así, podía tener mi tema preparado pero la "responsable" a último segundo (y bajo lo que llama -inspiración del E.S-) me cambiaba el esquema. Improvisación tras improvisación, desorden tras desorden se llegó a la administración del Sacramento.
Hablé en más de una ocasión con el párroco, sugiriendo poner orden para el próximo año (este 2015), le pedí que se pudiera cambiar de libro a mínimamente el Compendio del Catecismo. Armé un programa basado en este libro, con fechas y algunas actividades complementarias. Si hay algo que aprendí en los seminarios de la Teología del Cuerpo, es a como se debe dar un tema de catequesis. El mismo párroco aceptó que la "responsable" está mal preparada y algo más.
Con todo, supuse que iniciar el 2015 sería bajo un nuevo esquema. Con orden, claridad y sobre todo temas preparados y una correspondencia, para evitar las improvisaciones. Sin embargo en la primera reunión de coordinación empezó la incoherencia. La "responsable" dijo que se podía usar el libro antiguo (que está mejor para una clase de psicología) y sin aterrizar en concreto. Tuve que recordar al párroco lo que hablamos el año pasado, sobre un programa, cambiar el texto y poner las pilas para dejar de enseñar las rondas y empezar a enseñar realmente lo básico que esta Iglesia establece.
La "responsable" se habrá visto intimidada, porque durante las semanas siguientes siempre me restregó que ella era la "RESPONSABLE" y por ende yo tendría que acatar lo que ella establezca. Lo dicho, no fuera conflicto para mi esto de acatar órdenes, si fuera una persona PREPARADA. Lamentablemente de 3 cosas no sale, es fácil reconocer que no tiene una vida de oración ordenada, nunca prepara su clase, prefiere camuflar todo con dinámicas y cuando todo lo demás falla, abre el episodio de las lágrimas.
Son ya 3 semanas efectivas de avance, y por mucho que haya un programa, un texto, un compromiso escrito que deben los chicos firmar (se les pide por favor realizar las lecturas del texto, 4 o 5 páginas para avanzar el tema) y la charla que le di a la "responsable" sobre PREPARAR los temas...las cosas no han cambiado.
El salón donde se dan los encuentros no tiene algo que para mi es esencial: un CRUCIFIJO y pese a que le solicité al párroco en más de una ocasión, veo que este elemento sigue siendo el gran ausente. Es justamente Cristo en la Cruz, Él que constantemente me recuerda que todo será posible si estoy dispuesta a aceptar los dolores de mi propia cruz. Y sobre todo que en Él todo se puede.
Ayer, luego de pensar mucho, hablar con la superiora de las MC (donde me formo para consagrarme a Cristo) he decidido que no puedo continuar avalando estas acciones que ocasionan más daño en la Iglesia. Como el párroco a todo sonríe y no corrige, pues prefiero dar un paso atrás.
Me acogen las MC y me confían dos personitas para la confirmación. Como decía Madre Teresa, no es la cantidad pero la calidad...así tengamos que hacer todo por salvar un alma! Pero la manía hoy parece ser cantidad! y NO importa si son preparados en lo básico que enseña esta Iglesia.
Con mucha pena porque una Basílica menor no debería tener a un ciego guiando a otros ciegos y porque el párroco no tiene la fortaleza para corregir, les pido que por favor oremos por este párroco, por esta "responsable", que estoy segura se repiten en tantos otros lugares de este planeta y por eso estamos como estamos.
Glória Patri
et Fílio
et Spirítui Sancto.
Sicut erat in princípio,
et nunc et semper
et in sæ´cula sæculórum. Amen.
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