Hace poco pase una etapa de prueba en mi desierto. Luego de confesarme, el Fr. John me recordo algo que deberiamos siempre tener presente. En tiempos difíciles, imaginate como viene Dios a recogerte, en sus manos y como te abraza como a un niño pequeño. Y luego me sonrió (me acuerdo como le brillaron los ojitos cuando me dijo esto) y añadió: además estas ahora libre para volver con el NOVIO! y el NOVIO estará contigo sea para que seas una buena esposa y madre, religiosa, o soltera consagrada.
Aún en los momentos más duros, la confianza con Dios no puede ser ignorada. Si algo nos duele, y no podemos cargarlo, levantemos nuestras manos, clamemos. Mi mama me recuerda que las pequeñas jaculatorias tienen mucha importancia en nuestra vida espiritual. SALVAME JESUS, TEN PIEDAD DE MI, SÁNAME.
Después de muchos años, de clamar con todo mi dolor y pensando en el dolor de Cristo en el patio donde fue flagelado, quede dormida. Pero no el descanso regular, el descanso en el Espíritu es algo tan diferete y fortalecedor. Es como ser absorbida en una nube de Paz. La pena, el dolor, todo vuelve a 0 y es posible levantarse recuperada, fortalecida.
Si a veces nos sobran las palabras para pedirle favores, bendiciones, que estas no se limiten cuando nos duela algo, cuando nos sintamos destruidos. Al final, le agradezco esa caída tan dolorosa, porque me hizo levantar mis ojos y buscarlo intensamente.
Siempre Bendito, perfecto Amor.
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